Todos intuimos que existe una relación entre lo que comemos y el estado de nuestros dientes. La influencia de la nutrición es más importante de lo que nos pensamos. Algunos alimentos contribuyen a que tengamos unos dientes sanos y fuertes, otros cumplen una función higiénica, y otros, por el contrario, son realmente perniciosos para nuestra boca. Recogemos opiniones de nutricionistas y odontólogos para profundizar en el tema.
Dice la doctora María Luisa López Ufano, experta en nutrición, que seguir una alimentación equilibrada, no solo contribuye a que tengamos unos dientes fuertes, resistentes a la acción de la placa bacteriana, sino que es la base para disponer de unas encías saludables, sin dolencias y en buen estado de funcionamiento. Esto nos permitirá masticar bien los alimentos. El primer paso, para tener una buena digestión.
Nuestra boca encierra una contradicción. Por un lado, es la puerta de entrada a los alimentos que van a nutrir nuestro organismo, y por otro es una inmensa compuerta para que gérmenes, bacterias y elementos patógenos entren en nuestro cuerpo.
Si bien, la boca tiene la salivación, que cumple una cierta función antiséptica, lo cierto es que dispone de menos filtros de limpieza que el aparato respiratorio. Esto facilita que más bacterias entren en grandes cantidades. Algunos de estos microorganismos se quedarán en nuestra boca, erosionando las estructuras que mastican y engullen los alimentos. Por tanto, debemos ser muy cuidadosos de lo que metemos por la boca.
Los nutricionistas de Icoa, una clínica de Madrid que presta diferentes servicios médicos como odontología, podología, fisioterapia y nutrición, señalan que la nutrición es el eje sobre el que se construye la salud del individuo y, por supuesto, la salud dental. De hecho, esta clínica experta en ortodoncia en Las Rozas, asegura que cualquier condicionante puede cambiar tu salud oral en cuestión de meses y pone de ejemplo el uso de una ortodoncia clásica de brackets, ya que con ella es necesario llevar un mayor cuidado e higiene para evitar caries, sarro y problemas mayores.
Algunos de los alimentos que consumimos están en la base de ciertas enfermedades dentales, que después padeceremos.
Algunos ejemplos.
- La caries.
El azúcar es el principal nutriente de la placa bacteriana. Es normal que tengamos bacterias en la boca. Contribuyen a descomponer los alimentos y favorecen el masticado. Sin embargo, una proliferación anormal es contraproducente. Las bacterias pasan a actuar, erosionando los dientes por medio de la caries.
El azúcar revitaliza las bacterias y propicia su reproducción masiva. Alimentos como purés, salsas y batidos hacen que la comida se pegue con más facilidad a los órganos de la boca, mezclándose con la placa bacteriana y potenciando su acción devastadora.
Alimentos como caramelos, chicles, gominolas y bebidas azucaradas, tienen tal cantidad de azúcar que, en combinación con la saliva, adquieren una textura pegajosa que se adhiere a nuestros dientes.
- Halitosis.
El mal aliento está producido, en última instancia, por los alimentos que consumimos, pero no como lo pensamos. Dice la doctora Bratos que algunos productos despiden gases cuando los masticamos, pero que por ello no son negativos. Se trata de un mal aliento puntual que desaparece en poco tiempo. Es el caso del ajo, la cebolla y el rábano.
La halitosis es preocupante cuando aparece como consecuencia de alguna enfermedad que padecemos en las encías o en los dientes. Ciertos productos contribuyen a que la enfermedad se desarrolle y despiden mal olor, a consecuencia de los procesos de descomposición en nuestras estructuras bucales.
Es el ejemplo del alcohol. El alcohol hace que se reseque la boca, lo cual permite que las bacterias persistan hasta 10 horas después de la última copa. El coñac, el whisky y el vodka, aunque no nos sepan dulces, tienen una alta concentración de azúcar.
El café es otro producto que genera mal aliento. Sucede porque la cafeína reduce la producción de saliva. Esto hace que aumente la concentración de bacterias, y que en muchos casos, la descomposición de la comida no se produzca en nuestro estómago, sino en la boca.
- Gingivitis.
La gingivitis es una inflamación de las encías que se produce cuando la placa bacteriana empieza a atacar el tejido gingival, aquel que recubre los dientes. En su desarrollo da lugar a enfermedades más graves en las encías, como la periodontitis, que genera la pérdida de piezas dentales en adultos.
Los odontólogos señalan que las enfermedades de las encías tienen su origen en una incorrecta e insuficiente higiene dental. Sin embargo, ciertos estudios médicos indican que la alimentación tiene un papel importante en que aparezcan y se desarrollen. Aquellas personas que tienen una deficiencia de vitamina C y ácido fólico, tienden a tener las encías más vulnerables al ataque bacteriano.
La vitamina C está presente en las frutas cítricas como la naranja, el limón y el pomelo, pero también en verduras como el pimiento, el brócoli y los tomates.
El ácido fólico lo encontramos en legumbres como las lentejas y los guisantes, en verduras como la lechuga y el espárrago, en bivalvos marinos como los mejillones y en carnes con el hígado de ternera.
Por otro lado, la carencia de minerales como el hierro y el zinc contribuyen al desarrollo de las enfermedades periodontales.
Por tanto, una alimentación sana y equilibrada influye en la buena salud de nuestra boca.
Alimentos para tener una boca sana.
Mientras que si embadurnamos unas patatas fritas, una hamburguesa o una salchicha con kétchup hacen que la comida se nos quede pegada a los dientes, comernos a mordiscos, una manzana, una zanahoria cruda o un pepino, contribuye a la limpieza de la superficie dental.
Para tener una boca sana es recomendable comer fruta fresca y vegetales crudos, como la sandía, la manzana, la zanahoria y el apio. Que ayudan a eliminar la placa bacteriana y refrescan el aliento.
Frutas rojas como la fresa contiene xilifón. Una sustancia antibacteriana útil para regular la flora de microorganismos de nuestra boca. Los vegetales de hojas verdes (como lechuga, espinacas, escarola, etc.) son ricos en ácido fólico, lo cual refuerza la salud de nuestras encías.
Hay 4 vitaminas que son claves para mantener una boca sana, estas son:
- Vitamina A. Ayudan a mantener un nivel de saliva adecuado y recuperarse antes de las dolencias bucales que hayamos padecido. La encontramos en alimentos como la espinaca, la lechuga y el mango.
- Vitamina B. Reduce la inflamación y el dolor producido como consecuencia de infecciones bucales. Está presente en pescados, pollo, legumbres y frutos secos.
- Vitamina C. De la que hemos hablado anteriormente. Es fundamental para la reparación de los tejidos conectivos.
- Vitamina D. Regula los niveles de calcio y fosfato en sangre. Aportando los nutrientes necesarios para la buena salud de nuestros dientes y encías. Se encuentra en el pescado azul (sardinas, salmón y caballa) y en los quesos curados.
Alimentos que debemos evitar.
Igual que hay alimentos que benefician nuestra salud dental, hay otros que es mejor evitarlos, o reducir su consumo. La Gaceta Dental señala algunos de ellos:
- Bebidas energéticas y zumos envasados. Las bebidas carbonatadas y energéticas contienen azúcar y dióxido de carbono, lo cual le confiere una gran acidez que erosiona el esmalte de los dientes, incrementa la sensibilidad dentaria y potencia el riesgo a padecer caries. También hay que señalar los néctares y zumos envasados de los supermercados. A diferencia de los zumos naturales, estos se elaboran a partir de zumo concentrado, que a su vez concentra la cantidad de azúcar.
- El café. Esta bebida caliente, tan popular, es perjudicial para nuestros dientes en varios aspectos. Además de reducir la segregación de saliva, posee una alta acidez que dañan el esmalte dental y contiene una alta concentración de moléculas cromógenas que pigmentan la superficie del diente.
- El té. La teína es igual de inhibidora de la saliva que lo es la cafeína. Por tanto, favorece la concentración de placa bacteriana. Dependiendo de la variedad de té que tomemos, puede ensuciar los dientes tanto como el café. El té negro y el té rojo tienen tanta concentración de cromógenos como las bebidas cafeteras, mientras el té verde es menos nocivo y contiene menos taninos. De todos modos, si queremos reducir el consumo de café para proteger nuestros dientes, sustituirlo por el té, tal vez no sea la mejor opción.
- El vino. El vino tiene una acidez que desgasta el esmalte dental. Lo hace cada vez más fino. Esto permite que pueda ensuciarlo con los taninos. A su vez, puede favorecer el aumento de la sensibilidad dental.
- El vinagre y la salsa de soja. Estos dos aliños contienen sustancias abrasivas, decolorantes, que traspasan el esmalte dental. Si queremos cuidar los dientes, lo mejor es sustituirlo por vinagretas elaboradas a base de zumo de limón y/o aceite de oliva.
La salud bucal, además de tener un componente estético, es una expresión de la salud de nuestro cuerpo. Seguir una dieta sana y equilibrada es importante para lucir una boca bonita y saludable.