bucal

Conexión entre la columna y la salud bucal

No tenía ni idea de que mi postura pudiera afectar mi salud bucal. Durante años, solo me cepillé los dientes y visité al dentista cada seis meses, sin pensar en lo que mi espalda o mi cuello podrían tener que ver con mi mandíbula. Fue solo después de experimentar dolor en la mandíbula y migrañas frecuentes que empecé a indagar. Tras consultar a los especialistas de Dental Fit que la postura corporal y la salud bucal están mucho más conectadas de lo que la mayoría de la gente cree.

 

La columna vertebral es el eje de nuestro cuerpo

Cuando adoptamos posturas incorrectas —como encorvarnos frente al ordenador o usar el móvil con la cabeza agachada— se produce un desalineamiento que puede afectar la mandíbula.

Esta desalineación influye en la articulación temporomandibular (ATM), provocando dolor, chasquidos o incluso dificultad para masticar. Me sorprendió saber que una simple inclinación de cabeza prolongada podía desencadenar tanto malestar.

 

Problemas derivados de una mala postura

Al principio, ignoré los dolores de cuello y mandíbula. Pensaba que eran resultado del estrés. Pero la realidad era diferente. La mala postura que adoptaba frente al ordenador durante mis largas jornadas laborales estaba pasándome factura. El dolor se convirtió en algo constante y empecé a experimentar síntomas como crujidos al abrir la boca, rigidez en el cuello y cefaleas.

Descubrí que estos problemas no eran aislados. Muchos especialistas explican que la mala alineación de la columna puede alterar el funcionamiento de la ATM. Si la cabeza se inclina demasiado hacia adelante, se genera una tensión adicional en la mandíbula. Además, la postura encorvada reduce la circulación sanguínea en la zona cervical, lo que agrava la tensión muscular.

Otra consecuencia que no esperaba era el bruxismo, ese rechinar de dientes que, en mi caso, se intensificaba durante las noches. Me enteré de que la tensión cervical puede estimular involuntariamente este hábito, desgastando los dientes y generando sensibilidad dental.

Lo que parecía un simple problema de postura tenía, en realidad, múltiples ramificaciones.

 

Consejos para mejorar la postura y proteger la mandíbula

Después de entender la raíz del problema, busqué soluciones prácticas. Implementar cambios no fue fácil, pero la mejora en mi calidad de vida valió la pena:

  1. Revisar la ergonomía del espacio de trabajo: Ajusté la altura de mi silla y monitor. Ahora, mi pantalla está a la altura de los ojos y mis pies descansan completamente en el suelo. Esto redujo considerablemente la tensión en el cuello y hombros.
  2. Pausas activas: Cada hora, me levanto, estiro y hago pequeños movimientos de cuello y hombros. No solo mejoró mi postura, sino que también alivió la rigidez acumulada.
  3. Ejercicios específicos: Incorporé ejercicios recomendados por fisioterapeutas para fortalecer los músculos cervicales y mejorar la movilidad de la mandíbula. Movimientos suaves y controlados me ayudaron a liberar la tensión.
  4. Evitar el uso prolongado del móvil en posiciones forzadas: Reviso mis mensajes manteniendo el teléfono a la altura de los ojos para no inclinar la cabeza.
  5. Visitar a especialistas: Acudir a un fisioterapeuta especializado en ATM fue clave. También me recomendaron el uso de una férula dental para las noches, lo que redujo significativamente el bruxismo.

Estos cambios, aunque pequeños, marcaron una gran diferencia. Me siento más consciente de mi postura y, lo más importante, los dolores disminuyeron notablemente.

 

La influencia del estrés en la postura y la mandíbula

Algo que no puedo dejar de mencionar es el papel del estrés en este asunto. Me di cuenta de que los días más estresantes eran también aquellos en que más apretaba la mandíbula y sentía tensión en el cuello. El estrés no solo afecta nuestra mente, sino también nuestro cuerpo.

Sin darnos cuenta, adoptamos posturas defensivas, encogemos los hombros, fruncimos el ceño y tensamos la musculatura. Para combatir esto, empecé a practicar técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación y los estiramientos suaves.

Aunque al principio me costaba dedicar tiempo a estas actividades, pronto noté que mi cuerpo respondía muy bien. Relajar la mente contribuye directamente a relajar la mandíbula y mejorar la postura general.

 

Relación entre problemas dentales y la postura corporal

Lo que más me sorprendió fue descubrir que la relación entre la boca y la columna es bidireccional. No solo la postura afecta la mandíbula, sino que problemas dentales también pueden alterar la postura corporal.

Por ejemplo, la pérdida de dientes o una mordida desalineada obligan al cuerpo a compensar, generando desequilibrios musculares que afectan la columna y otras articulaciones. En mi caso, la férula dental no solo ayudó con el bruxismo, sino que también mejoró la manera en que se distribuía la presión al masticar.

Esto evitó que mi cuerpo adoptara posturas compensatorias que antes pasaban desapercibidas y que, con el tiempo, generaban molestias en la espalda baja y los hombros.

 

La importancia de un enfoque integral

Una de las lecciones más valiosas que aprendí es que la salud debe abordarse de forma integral y no limitarse a tratar síntomas aislados. No basta con tratar el dolor de mandíbula sin considerar la postura, el estrés o la salud dental en su conjunto.

Consultar con diversos especialistas —dentistas, fisioterapeutas, ortodoncistas y terapeutas— me brindó una visión completa del problema y permitió un tratamiento más efectivo. Me sorprendió cómo pequeños cambios en mi día a día podían generar mejoras notables.

No se trata de hacer grandes sacrificios, sino de adoptar hábitos más saludables, prestar atención a la ergonomía y ser consciente de las señales que envía nuestro cuerpo para prevenir problemas mayores.

 

Lo que no sabías sobre este tema

Antes de enfrentar estos problemas, nunca me hubiera imaginado que la posición de mi lengua también jugaba un papel fundamental en la salud postural y mandibular.

Aprendí que mantener la lengua descansando en el paladar, justo detrás de los dientes superiores, ayuda a estabilizar la mandíbula, mejorar la respiración y favorecer una postura correcta.

Otro dato que desconocía es que las alteraciones en la mordida pueden provocar desequilibrios musculares que repercuten en todo el cuerpo, desde la pelvis hasta la cabeza.

Además, me enteré de que las ortodoncias mal ajustadas pueden generar problemas de columna y afectar la movilidad.

Por eso, es crucial acudir a profesionales calificados, no subestimar las revisiones periódicas y buscar siempre una segunda opinión si algo no parece correcto.

 

Mitos y realidades sobre la postura corporal

A lo largo de los años, han surgido diversas creencias sobre la postura y su relación con el dolor y la salud en general. Es fundamental distinguir entre mitos y realidades para adoptar hábitos verdaderamente beneficiosos.

 

Mito 1: Una mala postura siempre causa dolor

Aunque mantener una postura inadecuada puede contribuir a molestias, no todas las personas con «mala» postura experimentan dolor. La relación entre postura y dolor es compleja y depende de múltiples factores, incluyendo la actividad física y la percepción individual del dolor.

 

Mito 2: Sentarse con la espalda recta todo el tiempo es lo ideal

Si bien una alineación adecuada es beneficiosa, mantener una postura rígida y estática puede generar tensión muscular. Lo más recomendable es variar las posiciones y moverse regularmente para evitar la sobrecarga en ciertas áreas.

 

Mito 3: Dormir en un colchón duro es mejor para la espalda

La firmeza del colchón adecuada varía según cada individuo. Un colchón excesivamente duro puede ser tan perjudicial como uno demasiado blando. Lo esencial es que proporcione un soporte adecuado y comodidad para mantener la alineación natural de la columna.

 

Importancia de educar en postura corporal

Desde que se es muy pequeño, la educación en higiene postural es clave para prevenir problemas musculoesqueléticos en el futuro. Incorporar hábitos posturales correctos en la rutina diaria de niños y adolescentes puede tener beneficios a largo plazo.

  • Prevención de dolores y lesiones: Una postura adecuada reduce la tensión en músculos y articulaciones, disminuyendo el riesgo de dolores de espalda y otras afecciones relacionadas. En el ámbito escolar, enseñar a los estudiantes cómo sentarse correctamente y cómo manejar cargas, como mochilas, es esencial para evitar lesiones.
  • Mejora del rendimiento académico: Una buena postura favorece la concentración y la capacidad de atención. Estudiantes que mantienen una alineación corporal correcta durante sus actividades académicas tienden a mostrar un mejor desempeño y menor fatiga.
  • Fomento de la conciencia corporal: Educar sobre postura no solo implica enseñar posiciones correctas, sino también desarrollar una conciencia corporal que permita a las personas reconocer y corregir hábitos posturales inadecuados. Esta autopercepción es fundamental para mantener una salud óptima a lo largo de la vida.

 

No te la juegues con tu salud

Hoy puedo decir que me siento mejor, que tengo menor dolor y que soy más consciente de cómo estos son necesarios para mi salud.

Mi recomendación es escuchar a tu cuerpo, consultar con profesionales y no esperar a que el dolor se vuelva insoportable para actuar. La prevención y la atención integral son claves para una vida más saludable.

No subestimes las señales de tu cuerpo: un leve dolor hoy podría convertirse en un problema mayor mañana si no se aborda a tiempo. Adoptar hábitos saludables, mejorar la postura, gestionar el estrés y acudir a revisiones periódicas no requiere grandes sacrificios, pero sí puede brindarte enormes beneficios a largo plazo.

Tu bienestar está en tus manos: ¡cuídalo!

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