Cuando nos enfrentamos a una entrevista de trabajo, tanto o más importante que nuestro currículum es la imagen que proyectamos. Tener unos estudios acordes al tipo de trabajo que estamos intentando acceder, junto a la experiencia o el conocimiento de idiomas son esenciales para optar a ese puesto de trabajo, pero nuestro aspecto, la forma de comunicar y, en esencia, el lenguaje no verbal es lo que en muchas ocasiones acaba marcando la diferencia. En tiempos de pandemia, en los que el uso de la mascarilla es obligatorio y tenemos que portarla incluso en nuestro puesto de trabajo, la mirada se convierte en el factor esencial a la hora de comunicarnos y saber utilizarla nos puede ayudar mucho a la hora de diferenciarnos de nuestros competidores. Ya dicen que la mirada es el espejo del alma y ahora que no podemos valernos de la sonrisa, este mantra se cumple más que nunca. Además, gracias a la mirada somos capaces de trasmitir nuestros sentimientos, no podemos esconder lo que realmente nos pasa, captamos la atención de nuestro interlocutor e incluso podemos llegar a saber si podemos confiar en la persona con la que estamos manteniendo una conversación.