La odontología no para de sorprendernos. Cada día aparecen nuevos tratamientos que nos parecen inauditos. Corregir la forma de la dentadura de la boca con fundas de plástico invisibles, recuperar una pieza dental caída en una sola sesión, blanquear nuestros dientes en solo 40 minutos. Parecen trucos de magia, pero detrás de ellos hay una gran cantidad de trabajo y medios de investigación invertidos.
La salud dental es una de las disciplinas de la medicina en las que se aprecia con más facilidad los avances tecnológicos. La tecnología va orientada a reducir el tiempo de los tratamientos, a hacerlos más efectivos y a emplear métodos menos invasivos. En el Centro de Innovación Odontológica Arturo Soria, en Madrid, nos comentan que la innovación en la odontología tiene un carácter práctico. Va dirigido a mejorar el cuidado de los pacientes. Eso hace referencia tanto a resolver los problemas de salud lo antes posible, como a obtener unos buenos resultados estéticos.
Hasta llegar a estos tratamientos hay un arduo trabajo de investigación detrás. Por ejemplo, el “Invisalign” que tan popular se ha vuelto en la actualidad, empieza a investigarse en EEUU en 1970, cuando el científico y dentista Earl Bergesen se plantea sustituir los aparatos dentales clásicos por férulas que se puedan quitar. En 1997 un grupo de científicos estadounidenses desarrollan la idea. Establecen que los correctores deben ser secuenciales y cambiar su forma cada mes. En un principio la férula se fabricaba a raíz de un molde de silicona que se colocaba en la dentadura del paciente. En la actualidad se realiza a través de un escáner y la férula está diseñada por ordenador.
La ortodoncia invisible.
Como dicen en el Diario de Cádiz, la ortodoncia invisible no es el futuro, es el ahora. El tratamiento consiste en corregir la colocación de los dientes por medio de correctores de termoplástico traslúcido removibles.
A veces en la dentadura del paciente se puede apreciar un apiñamiento dental. Los dientes están demasiado juntos, como apelotonados, pudiendo presentarse algunos con una inclinación inadecuada. Esto puede suceder porque en la boca hay más o menos piezas dentales de las necesarias, por la aparición de dientes de tamaño irregular o por anomalías en la dentadura definitiva. Otro de los problemas que pueden aparecer son las mordidas defectuosas, como la mordida cruzada, en la que los maxilares de la boca no encajan adecuadamente. La arcada superior cierra por delante o por detrás de la inferior.
Tradicionalmente, estos problemas se han corregido mediante la ortodoncia de brackets. Unas piezas que presionaban los dientes y estaban ligadas a un nervio metálico a través de pequeños tensores elásticos. La ortodoncia tradicional ha experimentado también una gran evolución. Se han fabricado brackets de zafiro, con un color similar a los dientes, otros en termoplástico transparente, brackets de autoligado que se sujetaban al nervio sin necesidad de bandas, etc.
La ortodoncia invisible sustituye esos incómodos y antiestéticos aparatos por fundas traslúcidas, hechas a la medida exacta de la dentadura del paciente, y que van guiando los dientes mal alineados a su posición correcta.
Una vez que el odontólogo ha determinado la necesidad de la ortodoncia, el ortodoncista realiza un escáner digital de la boca del paciente. El escáner genera una imagen en 3 dimensiones en el ordenador que sirve de base para encargar la férula. El corrector, fabricado en termoplástico, se puede quitar cuando el cliente coma o se lave los dientes. Es inapreciable a la vista, hasta en cortas distancias. Pasadas dos semanas, el ortodoncista realiza un nuevo escáner y fabrica otra férula. De una manera progresiva y controlada, el profesional va siguiendo el resultado del tratamiento.
Implante de carga inmediata.
Se puede recuperar la dentadura en una sola sesión. La implantología es una rama de la odontología encargada de reponer las piezas dentales perdidas. Es un tratamiento realizado por un cirujano dental. Se realiza con una operación quirúrgica menor, con anestesia local, en la que se coloca un implante que sustituye la raíz del diente perdido, y sobre él se coloca la corona o diente artificial.
El implante suele estar fabricado con titanio, un metal biocompatible con el cuerpo humano. Tras colocarlo hay que esperar un periodo de entre 3 y seis meses. En ese tiempo, el implante se fusiona de forma natural con la estructura ósea del maxilar por medio de la osteointegración. Una unión molecular por la que el apósito se queda unido al hueso como si formara parte de él. En ese periodo cicatriza la herida y el tejido gingival de las encías recubren el implante como si fuera la base de un diente.
Para aplicar este tratamiento se utilizan técnicas digitales de última generación, como una simulación en 3D por ordenador o programas de CAD-CAM en los que se pueden hacer pruebas sobre cuál es el implante más adecuado sin necesidad de tocar la boca del paciente.
Mediante los implantes se puede reponer un diente solo, la corona; un grupo de dientes, un puente fijo, e incluso una arcada o la dentadura completa. Dejándola fija como si fuera la dentadura natural.
Con el implante de carga inmediata, se coloca una prótesis provisional en un plazo máximo de 48 horas desde que se puso el implante. Sin tener que esperar los 3 o 6 meses de la osteointegración. En un día, el paciente recupera por completo la operatividad de su boca. Podrá masticar, hablar con normalidad y recuperar su sonrisa. Pasado el tiempo prescrito, se sustituye la prótesis provisional por la definitiva.
Blanqueamiento dental con led.
Recuperar el blanco de los dientes en unas pocas sesiones, con resultados visibles desde la primera sesión de 40 minutos.
Por el desgaste diario, el esmalte blanco de los dientes se va deteriorando y volviéndose amarillo. Es un proceso natural que va unido al envejecimiento de la dentadura. Hábitos como fumar, tomar café o determinados medicamentos acentúan o aceleran esta reacción. Muchas personas se preocupan por este hecho y desean recuperar una dentadura radiante. Recuperar tan solo un tono de blanco requiere muchos meses de cepillado con pastas dentífricas específicas. Esta que puede ser la solución más cómoda, pero también la más arriesgada. Estos productos, a menudo, contienen elementos abrasivos que pueden deteriorar el esmalte de los dientes. Los blanqueamientos, por cuestión de salud, deben ser supervisados por odontólogos.
Hace unos años, se probó en algunas clínicas dentales el blanqueamiento por láser, con la intención de ofrecer un blanqueamiento instantáneo a los clientes. La práctica demostró que se trataba de un método agresivo que solía dañar la estructura dental. Entonces se optó por sustituir el láser por un haz de luz led, que aunque en un principio era más lento, se demostró que era completamente inofensivo.
En la sesión, tumbado el paciente sobre el sillón dental, el dentista realiza un pulido de la superficie de los dientes para eliminar impurezas. Seguidamente, aplica en toda la dentadura un gel. Por medio de una lámpara de arco de plasma, que como nos indican en la revista eléctrica iluminet.com, tiene una potencia de 480 nanómetros, activa el gel recuperando varios tonos de blanco en una sola sesión.
Esta tecnología ha evolucionado tanto que se alcanzan unos resultados bastante apreciables desde el principio. Si el cliente desea un blanco más radiante, siempre puede concertar otra visita posterior. Para prolongar los resultados hay que seguir las indicaciones que proporciona el dentista.
Gracias a la aplicación de las últimas innovaciones tecnológicas en el sector, se efectúan tratamientos que tienen un efecto rápido y ofrecen unos resultados que el paciente puede apreciar con facilidad. Esta es una tónica general del desarrollo que está siguiendo la salud dental.