“Vacatio”, del latín, dispensa del trabajo o la obligación. Si ya en tiempos de la antigua, poderosa y sabia roma, acuñaban un término como este, para permitir el descanso de sus soldados, sería por alguna razón relevante. No en vano, tomarse unas vacaciones, es la mejor manera de reponer energía, recuperarse del desgate al que estamos sometidos y dedicar el tiempo a actividades más lúdicas. Aunque suene a pereza, el tiempo de descanso, es fundamental en cualquier aspecto, dentro de cualquier ámbito y, por supuesto con absoluta independencia de la edad y el momento vital en el que estemos. Si bien es cierto que, vivimos en una sociedad que nos exige estar siempre en continuo movimiento y, a veces, no somos capaces de parar.
A nivel laboral, como nos afirman los expertos en software para gestionar los recursos humanos de Kairos, es esencial que los empleados se tomen un tiempo de descanso para que su rendimiento no se vea reducido, entre otros factores.
En las grandes ciudades, debido a los excesivos ritmos de vida a los que se somete la gente, es inevitable caer en el equivoco de que las vacaciones no son tan necesarias. Son numerosos los sectores que trabajan veinticuatro siete, cargando de trabajo a sus empleados y sin tener en cuenta los tiempos de descanso necesarios. Por otro lado, las circunstancias personales de cada uno o una, hacen inevitable, tener que trabajar sin tregua todos los días de la semana y todas las horas del día que sean posibles.
No obstante, independientemente de las circunstancias personales de cada uno o una, del sector en el que se trabaje, o el empleo que uno tenga, vamos a profundizar en este artículo en la importancia y necesidad de poder disfrutar de un periodo de vacaciones. No se trata meramente de tomarse unos días libres y pasarlos en Punta Cana o la Riviera Maya. Se trata más bien de la desconexión mental y el descanso físico inevitable al que debemos (o deberíamos) rendir cuentas de forma periódica para que nuestro cuerpo y mente, no “pete”.
Lo dicen los expertos
El verano ya toca a su fin y con él, los ansiados periodos vacacionales. Al menos, en época estival, pues afortunadamente, existen otros momentos del año en el que se pueden disfrutar de unos días libres, como las Navidades o diferentes puentes de los que gozamos en nuestra tierra, titulada como la que más fiestas laborales tiene en su calendario. Por suerte, las empresas, permiten e, incluso obligan, a dividirse esos días de merecido descanso de los que disponen los empleados.
Según los profesionales de la psicología y los responsables de recursos humanos de las grandes empresas, las vacaciones son indispensables. Insomnio, depresión, ansiedad y burn out, son algunas de las nefastas e indeseadas consecuencias que conlleva no tomar vacaciones de forma periódica. A nivel psicológico, es esencial poder tomarse unos días de vacaciones y desconexión absoluta de los asuntos laborales, de vez en cuando. Al menos, dos veces al año, para procurar unas minivacaciones de cuatro o cinco días, en algún momento del año y unas vacaciones más largas de unas dos semanas en otro momento. De esta manera, la mente puede permitirse una desconexión y ponerse en modo avión para alejarse de la rutina y descansar.
A nivel físico son fundamentales, para permitir el reposo del cuerpo y su descanso. Pero inevitablemente, la salud mental es la que mayores beneficios obtiene de unas vacaciones. Tanto a nivel psicológico, como físico, familiar y social, es conveniente procurar este tiempo de descanso laboral. Los periodos de vacaciones, no son solamente un tiempo para la recreación, permite pasar tiempo con la familia, amigos y seres queridos, al mismo tiempo que constituye una excelente oportunidad para refrescar la mente con otros asuntos mas mundanos, realizar actividades diferentes y evadirse de las obligaciones implícitas que conlleva el trabajo.
Difícilmente, vamos a encontrar a alguien que reste importancia a las vacaciones. Tanto a nivel laboral como escolar, son necesarias y vienen preestablecidas. La desconexión es tan necesaria como beneficiosa en todos los aspectos. No en vano, algunos psicólogos recomiendan hasta vacaciones de la familia.
Aunque con total probabilidad no es necesario explicar la importancia de tomarse unas vacaciones, vamos a hacer un ejercicio para entender lo que sucede a los empleados que trabajan día sí, día también, sin tomarse un descanso.
Si durante una semana se prohíbe dormir a un sujeto, debido a la infinidad de tareas pendientes, con toda probabilidad, el primer día, realice muchas de esas tareas, a buen ritmo y de forma muy productiva. El segundo y el tercero, es posible que mantenga un ritmo alto de trabajo, pero al llegar al cuarto día sin dormir, trabajando de forma continua, la privación de sueño, hará mella. Aunque es posible que puedas mantenerte despierto o despierta, el rendimiento será cada vez, menor. En tal caso, no solo se corre el riesgo de hacer mal todas esas tareas pendientes, las consecuencias para la salud, pueden ser nefastas.
Extrapolando este ejemplo, a las extensas jornadas laborales y la cantidad de días que trabajamos sin tregua, es fácilmente comprensible, la necesidad de esas vacaciones. Cualquier contexto las requiere: laboral, social, escolar, familiar. Son necesarios los tiempos de disfrute personal y desconexión a todos los niveles, aunque no necesariamente, de forma simultánea. Si nos paramos a pensarlo, en muchos ámbitos, llevamos a cabo esa desconexión de forma natural. No siempre estamos de ocio, socializando y metidos en eventos sociales, ni pasamos todo el día en familia o en el colegio. Sin embargo, se hace inevitable que esos tiempos de descanso, se conviertan en periodos más largos, cuando nos referimos al trabajo o el estudio.
Razones para tomarse (y conceder), vacaciones
Por suerte, los convenios laborales, los estatutos y los mismos empresarios, tienen en cuenta la necesidad de esos periodos de vacaciones. Algunas de las razones que hacen que se trate de algo inevitable y altamente recomendable, son las citadas a continuación.
En primer lugar, se logra una mejora en el rendimiento laboral del trabajador o trabajadora. Según estudios recientes, no solo es importante el tiempo de descanso, lo que haces con él tiene gran relevancia. Es decir, si viajas, recargas la energía y estimulas la creatividad, lo que se traducirá en una reincorporación más motivada al entorno laboral.
Evidentemente, se reducen los niveles de estrés a los que estamos sometidos. Disponer de días libres, fuera de los correspondientes, se produce un proceso de desconexión mental que procura un mejor descanso. Alejarse del ambiente laboral, permite observar los problemas desde otra perspectiva y abordarlos de otra manera más efectiva.
Si reduces el estrés, reduces el riesgo de depresión. Dedicar tiempo a actividades más lúdicas, permite relajar la mente y encontrar momentos de calma. Disponer de tiempo libre sin incurrir en culpas por no realizar las tareas y evitar la sobrecarga laboral, son factores que reducen el riesgo de entrar en una crisis depresiva. Si no se toman vacaciones, antes o después, las presiones, el estrés y la falta de desconexión mental, harán de las suyas, influyendo directamente en el desempeño laboral y el rendimiento.
Volver al trabajo después de un merecido descanso y esos días de desconexión, induce un aumento de la productividad. Un empleado o empleada relajado que ha descansado y se incorpora con la mente fresca, se encuentra disponible para desplegar todas sus habilidades laborales, resolver problemas derivados de su desempeño y ejecutar sus tareas con mayor eficiencia.
Por el contrario, no tomar vacaciones a su debido tiempo, no queda exento de riesgos para la salud. La palabra vacaciones es sinónimo de descanso y no de un desperdicio de tiempo, como algunos consideran. Para que el cuerpo funcione como debe y rinda lo suficiente, debe gozar de momentos de descanso a todos los niveles. Del mismo modo que necesita dormir para recuperarse de las jornadas diarias, cargarse de energía y reponerse, son necesarios periodos de desconexión más largos y no tan profundos como puede ser el sueño. El propio cuerpo, va a pedir un parón si lo necesita. Esa petición se va a mostrar en forma de cansancio, fatiga, mal humor, malestar… las señales de que algo no funciona bien, llegarán antes o después si no le procuras el descanso necesario. Hablamos de descanso físico y por supuesto, mental que, a fin de cuentas, es quien manda en el organismo: la mente.
Son frecuentes los motivos de consulta al médico por no tener tiempo para el descanso: dolores de cabeza y migraña crónica, desbalance del ciclo del sueño, fatiga generalizada, aumento o disminución de peso, depresión y estrés, entre otros muchos males que pueden aparecer en función del trabajo que se desempeñe. Del mismo modo que, mantener un ritmo de trabajo y productividad elevado es poco factible si los empleados o empleados, no disponen de tiempo para reponerse del desgaste que conlleva.
Para aquellos que no sepan muy bien que hacer con sus vacaciones, que haberlos hay los, solo han de contemplar la mejora de su salud general, disminución del estrés, el incremento de la creatividad, poder vivir nuevas experiencias, aprender a delegar o ponerse al día con alguna actividad deportiva.